Los hermosos arces japoneses se han convertido en uno de los motivos más conocidos de la cultura nipona. La especie más venerada, el “acer palmatum”, simboliza la paz, la longevidad y la prosperidad. Aunque se estima que existen alrededor de 1000 variedades de arce japonés, esta variedad específica es especialmente famosa por su follaje rojo brillante, su naturaleza de crecimiento lento y su longevidad.
Estos maravillosos arces son una imagen inherente al arte y la poesía japoneses desde hace más de mil años. Por ejemplo, las referencias a los arces japoneses y a la tradición “momijigari”, o la búsqueda de hojas de arce, aparecen en antiguas antologías poéticas como Man'yōshū. Desde el año 759 d. C., este texto es la colección más antigua conocida de poesía waka japonesa.
También aparecen poemas sobre los arces japoneses en Ogura Hyakunin Isshu, una antología clásica creada por el legendario poeta japonés Fujiwara no Teika en 1235. Con cien waka japoneses escritos por cien poetas, muchas de estas historias detallan la impresionante calidad de los arces. Por otro lado, esta especie también ha influido en personas extranjeras, como, por ejemplo, el legendario presentador británico Clive James, que escribió el poema “El arce japonés” en su lecho de muerte.
Muchos artistas visuales también han creado fascinantes obras basadas en el arce japonés. El famoso artista de ukiyo-e Katsushika Hokusai presentaba a menudo hojas rojas vibrantes en sus icónicas pinturas y estampados en bloques de madera. Representa, en una sola pieza, hojas de arce carmesí flotando por el río Tatsuta de Nara. Por otro lado, Kunisada, contemporáneo de Hokusai también ha realizado obras que capturan esta importante época del año.
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